¡Cuantas veces hemos escuchado comentarios del tipo
"si a un médico de principios de siglo XX lo ponen en un quirófano de hoy en
día no podría hacer absolutamente nada, no entendería la tecnología!" Con
el mismo criterio podríamos decir "y que sucedería si a un cirujano actual
lo transportamos por el túnel del tiempo a 1920: tendría el ojo clínico
necesario para curar a alguien sin la parafernalia tecnológica moderna?"
Con esto quiero expresar que la tecnología actual por sí sola no serviría
para nada si detrás de ella no hubiera una acumulación sedimentaria de buenas
prácticas y de conocimientos ancestrales transmitidos de generación en
generación.
Hasta los cambios de paradigmas no se podrían explicar del todo si detrás del nuevo canon, no estuviera el anterior apuntándolo inquisitivo, hasta tanto la selección natural, aplicada en este caso al progreso de la ciencia, no hubiera completado su faena de reemplazo, enmarcada en el concepto de Castoriadis: "lo instituyente y lo instituido"
Un poco de historia
A principios del
siglo XX algunos filósofos italianos desencantados por el incumplimiento de las
promesas burguesas acercadas por el Iluminismo, pensaron en una alternativa
superadora de ese estancamiento, exaltando la civilización mecánica y las
conquistas de la técnica, todavía en ciernes: el Futurismo.
La adoración de la
máquina se traduce en una frase extraída del art. 4 del Manifiesto del
Futurismo "Un automóvil de
carreras es más hermoso que la
Victoria de Samotracia"
Lamentablemente
muchos de los filósofos y artistas que participaron de aquel movimiento
terminaron levantando sus fusiles para defender al fascismo.
La pregunta que vale
formularse es: ¿Estamos viviendo hoy una nueva etapa de adoración a la máquina?
El dramático
crecimiento de la población y el aceleramiento del progreso tecnológico es de
tan alto impacto en el planeta, que los geólogos están discutiendo el inicio de
una nueva era geológica: el ANTROPOCENO. (ver Ilustración 1)
Ilustración 1 – La gran aceleración. (Fuente: Revista National
Geographic – mar/2011)
Ante tal panorama, es vano discutir si es conveniente la adopción o no de las nuevas tecnologías: la fuerza
arrolladora de esta nueva ola es tan grande que finalmente nos terminará
arrastrando de todos modos. La reflexión epistemológica del docente de hoy no solo debe
estar enfocada en conocer más de tecnologías educativas, o repensar las redes de conocimiento, o conocer y practicar la realidad
aumentada, tecnologías móviles o especializarse en conectividad. Todo eso
que hace un tiempo era lejano (por ejemplo en el libro "La educación
digital" de Battro y Denham muchas de las cosas que hoy ya están en nuestras manos, hace 20 años apenas eran postulados teóricos) hoy
ya tiene entidad real, y si bien es cierto que por apresuramiento o
negligencia en la implementación de algunos planes escolares de TIC’s en
Argentina, se perciben ciertas desprolijidades (por ejemplo en el caso de las
Netbook 1 a
1, hay falta de conectividad en muchas escuelas) podemos suponer con indulgencia que
estos incidentes estarán más o menos resueltos en el corto plazo.
Dando por asumido el
primer paso de la infraestructura tecnológica disponible en forma universal, nos
vamos a tener que preguntar, y resignificar como docentes las preguntas básicas
de la educación "¿Qué?" "¿Por qué?" y "Cómo?" y vamos a tener que actuar en consecuencia.
Reflexiones sobre mi
propia práctica
En ese sentido, y
como toma de posición epistemológica, debo reflexionar acerca de mis propias
prácticas. He estado al frente de cursos por 14 años. La primera mitad de ellos, como profesor de Ajedrez en nivel primario; el resto, en
materias o carreras relacionadas con Informática a nivel secundario y
terciario. Con esto quiero decir que he recorrido casi todo el espinel, pero recién en el último año, casualmente en coincidencia con mis primeras experiencias en el sistema público de educación, he empezado a pensar sobre la necesidad de
resignificar mi rol docente. Hasta entonces, me limitaba a cumplir los
programas y seguir el dictado de las materias tal como era tradicional en los
lugares donde asumía horas o cargos. Desde el año pasado he recibido un buen
número de capacitaciones que para ser sincero fueron tomadas en principio para
obtener puntaje.
Si bien es cierto que este objetivo inicial fue el disparador de esas primeras capacitaciones, hubo un seminario que particularmente me marcó y me señaló un camino para lograr la colaboración participativa de alumnos y docentes en la web. Eso me encendió una alarma en mi interior: el docente ya no era más el líder absoluto de la clase, se podía enseñar en red y asumir el rol del alumno desde otro lugar, más participativo, no tan receptor del depósito bancario que me encargaba puntualmente de realizar en términos de Freire. A partir de entonces, me volví un investigador de nuevas herramientas y cada capacitación influía en mi práctica docente, así como mi propia práctica me llevaba a buscar nuevas capacitaciones, entrando en un proceso dialéctico que me encuentra actualmente cursando con mucho entusiasmo esta Licenciatura, como un paso natural del proceso de resignificación.
Si bien es cierto que este objetivo inicial fue el disparador de esas primeras capacitaciones, hubo un seminario que particularmente me marcó y me señaló un camino para lograr la colaboración participativa de alumnos y docentes en la web. Eso me encendió una alarma en mi interior: el docente ya no era más el líder absoluto de la clase, se podía enseñar en red y asumir el rol del alumno desde otro lugar, más participativo, no tan receptor del depósito bancario que me encargaba puntualmente de realizar en términos de Freire. A partir de entonces, me volví un investigador de nuevas herramientas y cada capacitación influía en mi práctica docente, así como mi propia práctica me llevaba a buscar nuevas capacitaciones, entrando en un proceso dialéctico que me encuentra actualmente cursando con mucho entusiasmo esta Licenciatura, como un paso natural del proceso de resignificación.
¿Qué podemos hacer,
que camino seguir para superar el tecnologicismo?
Los supuestos
siguientes son algunas de las conclusiones que pude elaborar en base a la
lectura de material escrito y fílmico aportado por la cátedra, sumado a mi experiencia reciente.
·
Lo primero que debemos hacer es tratar
de influir en la redacción de los proyectos educativos, y las políticas de
definición curricular, los que deberían ser más flexibles y adaptables a los
cambios en el entorno.
·
Piaget solía citar al físico E.
Guye : “la escala crea el fenómeno” tomo
esta frase , para resaltar que si bien debemos cambiar nosotros primero, el
segundo paso es organizarse, conectarse, no actuar como francotiradores, que en esfuerzos individuales, también
terminarían devorados por la escolarización. Por el contrario el docente que ya
ha hecho su toma de posición epistemológica, debe tratar de sumarse a redes de
conocimiento donde los profesores puedan intercambiar experiencias y material. Esto requiere hasta un desarrollo de nuestras capacidades oratorias y de argumentación. Pero primero debemos convencernos nosotros mismos, para luego ser convincentes y persuasivos con los demás.
·
A lo interno de la práctica docente,
creo menester recuperar la cultura de la investigación, investigar y reinvestigar
(resignificar) tanto el contenido de las materias de las cuales damos clases, como
el seguimiento de los proyectos educativos y las normativas legales referidas a
la actividad docente.
En mi opinión, el
docente debe ser usuario de una herramienta para poder después transferir
conocimiento sobre la misma, pero esto no incluye solo al contenido que se
dicta en clase, dado que esta no es la única actividad del docente – si bien la
principal. Obviamente, debemos incluir en estas
actividades la planificación, la evaluación y las reuniones con colegas y
supervisores.
·
A nivel social, debemos entender los
cambios -ya demostrados por la neurociencia- que sufren los adolescentes que
están continuamente expuestos a la cultura visual: Internet, videojuegos, TV. Conocer que herramientas nos brinda la teoría
del aprendizaje, y por este camino llegar a conectar con nuestros alumnos en
una forma que no sea aburrida y que ellos sientan que le es de utilidad. Un
buen ejemplo de esto, se ve en la película “Entre los Muros” cuando el docente
percibe que uno de sus alumnos díscolos, llamado Sulayman, de origen africano, encuentra más fácil comunicar la consigna de su profesor de Francés a través de fotos obtenidas
con la cámara del teléfono celular, por sobre la expresión escrita utilizada por el resto de sus compañeros.
·
Por último, un deseo subjetivo: ¡que
hermoso sería iniciar la carrera docente con 20 años menos en este momento
bisagra de nuestra historia! Soy consciente de los obstáculos de la tarea. En
cierto sentido somos parte de una resistencia cultural, marcada por la
transición entre dos eras, de las cuales nuestros alumnos son nativos digitales
y nosotros no. En ese sentido, debemos esforzarnos por garantizar las
condiciones objetivas de reproducción de futuros docentes con el objetivo de que cuando nos reemplacen, puedan tener la misma posición
crítica que hoy nosotros estamos asumiendo.